Si, hoy he de reconocer que el nihilismo me esta inundando desde dentro hacia el exterior. Hoy cualquier logro colectivo me parece superfluo e inútil.
Hoy solo veo "zarandajas" o como dirían mis amigos de Santa Pola, "mamolaes".
Hoy sólo miro mi ombligo.
Hoy me cuestiono estar interactuando con nada.
Hoy me siento Descartes mirando por la ventana, solo que yo si que sé que estoy viendo.
Hoy, desde la ventana, estoy viendo las mismas cosas, las mismas gentes, la moralidad heredada de tiempo atrás y la incapacidad de romper con ellas.
"Votaré lo que votaré porque siempre he votado eso. Porque ya mis padres votaban eso y tal vez mis abuelos lo hicieron e incluso sus padres. Y si eso es así debe de ser por algo de peso. Estará en el ADN. Será cosa de la química."
Eso es lo que veo desde la ventana a la que me asomo. Y me entran ganas de cerrarla.
¿Para qué tenemos oídos? ¿Para qué tenemos ojos? ¿Para qué nos informamos? ¿Para qué nos formamos?
Si no decidimos ni siquiera lo que votamos.
Hoy estoy nihilista. Hoy admito que sólo me preocupo de mi.
Hoy dejaré atrás la moral de mi pasado y me comprometo a mirar mi futuro por encima del bien y del mal, venciendo el miedo que produce ser libre.
Abandonar la moral acarrea duda.
Abandonar el pasado nos presenta dos realidades acertar o equivocarse.
Hoy admito que cualquiera de las dos es útil, siempre que sea yo quien la decida.
¿Qué vas a hacer tu?
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